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La Facultad de Agronomía y Veterinaria

La Universidad Nacional de Río Cuarto fue creada con el objetivo de promover el desarrollo de una vasta región agrícola-ganadera y preparar profesionales con una sólida formación integral en lo científico, técnico y cultural, para lograr independencia científica-tecnológica y el desarrollo real de las economías regionales dentro del contexto provincial y nacional.

 

La Facultad de Agronomía y Veterinaria es una de las cinco Facultades  que posee la Universidad Nacional de Río Cuarto. Esta institución por estar situada en la zona centro-sur de la provincia de Córdoba es de singular importancia. Dicha zona tiene por actividad principal la producción agrícola ganadera.

Preparar profesionales capaces de interactuar con este medio es el desafío de la institución

 

La Facultad de Agronomía y Veterinaria se creó el 6 de Diciembre de 1974 por Resolución Rectoral Nº 059. Antes de esta Resolución funcionaba una estructura departamental de la UNRC llamada Universidad del Centro. La misma ofrecía la carrera de agronomía y se situaba en la calle Alvear al 900, de la ciudad de Río Cuarto.

 

Se intenta capacitar profesionales para impulsar, generar y conducir los cambios tecnológicos necesarios tendientes a:

  • Alcanzar la mayor rentabilidad en la producción agropecuaria.
  • Elevar la disponibilidad de alimentos.
  • Mejorar las condiciones socio-culturales del medio rural.
  • Ocupar plenamente la capacidad agro-industrial instalada.
  • Contribuir al desarrollo del país.
  • Favorecer el bienestar humano.

Res. CD. 305/23 – Organigrama y Estructura Funcional de la FAV
Res. CD. 267/19 – Estructura Departamental de la Fac. de Agronomía y Veterinaria

Mensaje Institucional

“Construir puentes entre productores e instituciones para (re) crear una comunidad agroalimentaria sostenible”.

Con “construir puentes”, nos referimos a reducir “las distancias” entre los diferentes productores e instituciones, es decir, los actores. Incluimos en actores a los productores, miembros de la comunidad universitaria, industrias y comercios, organizaciones sociales e instituciones públicas nacionales, provinciales y locales vinculados en forma directa o indirecta con el sistema agroalimentario. ¿Y cómo “construimos puentes”? a través de las acciones y actividades que potencien las capacidades de los actores, las redes institucionales, las interacciones humanas y el diálogo de saberes para compartir los conocimientos científicos, las tecnologías de procesos o de insumos y los saberes locales para potenciar el desarrollo.

Se propone profundizar la vinculación de la comunidad universitaria con todos los actores, incluyendo a todo tipo de decisores con su diversidad de lógicas (familiares, empresariales u otras), escalas, posibilidades, e instituciones, por dos razones principales. La primera es reconocer las brechas reales de los sistemas de producción en todas sus dimensiones y las barreras que obstaculizan su desempeño actual. La segunda, es compartir la capacidad de generar y sistematizar los saberes con especial involucramiento de los estudiantes de grado y posgrado puestos en contacto con su objeto de estudio. Esto implica, por un lado, potenciar la innovación y reforzar la formación más comprometida junto con la adquisición de aprendizajes significativos y continuos, en el marco de las múltiples actividades que realiza la comunidad universitaria: enseñanza, extensión, investigación, desarrollo tecnológico.

La finalidad es “(re) crear” un sistema agroalimentario sostenible que satisfaga con alimentos sanos, accesibles, genuinos y de calidad, las necesidades de nuestra población y que contribuya, en la medida de lo posible, a las necesidades de la población mundial (hambre cero), promoviendo el desarrollo de nuestro territorio integrado al de la provincia de Córdoba y del país. Para esto, rescatando los saberes y generando conocimientos y tecnologías se deben promover y facilitar ámbitos de intercambio multidisciplinarios, tomando lo conocido y volviéndolo a crear, a reformular y a resignificar, para encontrar y poner en acto nuevas y mejores alternativas.

Impulsar una “comunidad agroalimentaria sostenible” en todas sus dimensiones, económicamente viable, socialmente inclusiva y ambientalmente amigable. Contribuir a la formación crítica, creativa comprometida, y responsable de sus actores. Esta sostenibilidad incluye lo productivo, pasando por lo económico mediante el agregado de valor en forma competitiva, para que las comunidades crezcan y se desarrollen, generando oportunidades para que todas las personas tengan una mejor calidad de vida, teniendo en cuenta un enfoque de única salud: humana, animal y ambiental. En este sentido, actuar en la prevención, conservación y restauración de los recursos naturales; y mitigar los posibles efectos indeseables que se generan en el sistema alimentario, contribuyen a la equidad ambiental, social y económica inter e intrageneracional.